5.14.2009

LA PIOLA

Una señora gorda, sentada, con un vestido gastado, el pelo de corte masculino. La reportera le pregunta:

- ¿Así que usted los tuvo a todos acá?
- Sí, la mayor la tuve en el rancho viejo... y todos los otros acá... (silencio)
- ¿Y el más chico salió más grande que todos los otros?
- Es verdá... (silencio)
- ¿Y salían a la costa?
- Al principio no... pero cuando se criaron los más grandes, algunos sí... se pescaba...
- ¿Y usted iba?
- Yo al mar no salía, iba hasta la costa...
- ¿Qué encontraba? ¿Iba a buscar algo?
- Y sí... Todo venía bien... madera, cabos... hasta yerba encontramo una vez...
- ¿Yerba?
- Sí, en barricas salía... a veces hallábamos cajas con cosas... Ah, sí.
- ¿Y tiene alguna otra anécdota, de esas del mar?
- No.
- Pero, ¿se acuerda? Ud. me contó a mí que habían encontrado un muerto.
- Sí, es verdá. (silencio)
- ¿Lo revisaron?
- Ah, sí... pero no tenía nada.
- ¿Y qué le habría pasado a ese hombre?
- No sé.
- ¿Se acuerda de cómo estaba?
- Hinchado.
- ¿Así que habría muerto hacía mucho?
- Capaz... taba comido.
- ¿Cómo comido?
- Sí, los ojos (silencio) Taba atado y no tenía los pies ni las manos. Lo encontró el Tordo, que vivía requecheando cosas.
- Ah, ¿sí?
- Ah, taba contento el Tordo: la piola estaba sanita.

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